La Ciudad Prohibida de Beijing es considerada como uno de los Patrimonios de la Humanidad por la UNESCO...
El turismo es una fuente inagotable de divisas.
A la par de hacer conocer las riquezas arqueológicas, naturales o artificiales, constituye una de las formas más convenientes de ganar dinero que adoptan muchos países.
Pero, aparte de las bondades que cada nación posee, hay quienes añaden otros aspectos que complementan el atractivo propio que poseen sus muestras.
Es el caso de China cuyos promotores turísticos han rescatado sugerentes nombres a sus monumentos lo que, sin duda, incrementa el deseo de conocerlos.
Para empezar, la Ciudad Prohibida o Palacio Imperial, se encuentra en el centro de Beijing y se llama así porque, en la antigüedad, cualquier persona no podía ingresar sin un permiso especial.
Contiene más de nueve mil habitaciones. Es de forma rectangular y posee un área de setecientos veinte mil metros cuadrados. Destaca por la combinación ordenada de sus construcciones.
Casi la totalidad de sus edificios ostentan nombres emblemáticos como el Palacio de Verano, el Templo del Cielo, el Palacio de la Armonía Suprema, el Jardín de las Mil Primaveras y Diez Mil Otoños y el Estanque del Reflejo de la Luna de Jade.
Igualmente, el Pabellón de la Sabiduría Perpetua, la Estancia de la Iluminación, el Palacio de la Bóveda Imperial del Cielo y el Salón de las Diez Mil Felicidades.
Que decir del Palacio de la Longevidad Imperial, el Templo del Despertar y la Iluminación, la Puerta de la Pureza Celestial y el Palacio de las Elegancias Acumuladas.
Así mismo el Templo de la Sabiduría Imperial del Cielo, el Jardín del Dragón Amarillo y el Palacio de la Tranquilidad Terrestre.
También están el Estanque del Sueño del Pabellón Rojo, el Palacio de la Quietud, Longevidad y Supremacía Imperial y el Puente de la Tranquilidad Eterna.
Cada uno de ellos posee una historia y significado particular complementando el comprensible afán de los turistas por saber el pasado de la cultura china.
Hayan existido antiguamente o no. Lo importante es motivar a los visitantes. Generar expectativa y, de paso, ganar buenos dividendos.
Con la frondosa riqueza y misterio de los mitos y leyendas pre incaicos y del Tahuantinsuyo. ¿Se imaginan ustedes lo que podría hacerse para incentivar el turismo hacia el Perú…?
A la par de hacer conocer las riquezas arqueológicas, naturales o artificiales, constituye una de las formas más convenientes de ganar dinero que adoptan muchos países.
Pero, aparte de las bondades que cada nación posee, hay quienes añaden otros aspectos que complementan el atractivo propio que poseen sus muestras.
Es el caso de China cuyos promotores turísticos han rescatado sugerentes nombres a sus monumentos lo que, sin duda, incrementa el deseo de conocerlos.
Para empezar, la Ciudad Prohibida o Palacio Imperial, se encuentra en el centro de Beijing y se llama así porque, en la antigüedad, cualquier persona no podía ingresar sin un permiso especial.
Contiene más de nueve mil habitaciones. Es de forma rectangular y posee un área de setecientos veinte mil metros cuadrados. Destaca por la combinación ordenada de sus construcciones.
Casi la totalidad de sus edificios ostentan nombres emblemáticos como el Palacio de Verano, el Templo del Cielo, el Palacio de la Armonía Suprema, el Jardín de las Mil Primaveras y Diez Mil Otoños y el Estanque del Reflejo de la Luna de Jade.
Igualmente, el Pabellón de la Sabiduría Perpetua, la Estancia de la Iluminación, el Palacio de la Bóveda Imperial del Cielo y el Salón de las Diez Mil Felicidades.
Que decir del Palacio de la Longevidad Imperial, el Templo del Despertar y la Iluminación, la Puerta de la Pureza Celestial y el Palacio de las Elegancias Acumuladas.
Así mismo el Templo de la Sabiduría Imperial del Cielo, el Jardín del Dragón Amarillo y el Palacio de la Tranquilidad Terrestre.
También están el Estanque del Sueño del Pabellón Rojo, el Palacio de la Quietud, Longevidad y Supremacía Imperial y el Puente de la Tranquilidad Eterna.
Cada uno de ellos posee una historia y significado particular complementando el comprensible afán de los turistas por saber el pasado de la cultura china.
Hayan existido antiguamente o no. Lo importante es motivar a los visitantes. Generar expectativa y, de paso, ganar buenos dividendos.
Con la frondosa riqueza y misterio de los mitos y leyendas pre incaicos y del Tahuantinsuyo. ¿Se imaginan ustedes lo que podría hacerse para incentivar el turismo hacia el Perú…?
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