jueves, 27 de marzo de 2008

NADA SE HACE BIEN A LA FUERZA…

Municipalidad Provincial de Trujillo donde un concejal solicitó su renuncia y no se le acepta, ahora en el congreso ocurre lo mismo...



Hace unos meses se planteó la coyuntura en Trujillo. Ahora, en la capital.

En nuestra ciudad un concejal del municipio local presentó su carta de renuncia para seguir ejerciendo su función por encontrase mal de salud.

De inmediato surgieron una serie de posiciones lo cierto es que, hasta ahora, no se ha aceptado su petición y el concejo sesiona con un integrante menos.

En estos días, un congresista ha expresado su intención de hacer lo mismo. Y han aparecido numerosas objeciones.

Todos empiezan expresando que “el mandato legislativo es irrenunciable”.

Estimamos que es inconcebible considerar que un cargo, del nivel fuera, sea irrenunciable.

Son numerosos los motivos para que una persona, una vez juramentada, pueda solicitar su dimisión.

La primera causal, es por enfermedad, igualmente porque no pensó que era como se imaginaba, no se siente cómodo desempeñando el cargo, o lo que fuere.

Ante estas situaciones, ni las leyes deben interponerse a una decisión personal, porque el resultado puede resultar perjudicial.

De no aceptarse su pedido es indudable que, posteriormente, no se sienta a gusto, creerá que cumple su labor por obligación, incluso es posible que pierda todo interés y termine desempeñándose de manera deficiente.

Frente a estas circunstancias, aunque parezca contradictorio, no queda más que aprobar la solicitud.

Aquí se adapta exactamente el proverbio de “Nada por la fuerza, todo por la razón”.

En conclusión, lo más razonable en ambos casos, es aceptar las renuncias. No queda más…

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