jueves, 25 de septiembre de 2008

¿DÓNDE ESTÁ LA BANCA DEL RECREO…?


Increíble. Desapareció el asiento, el espaldar y un parante de la banca del Recreo, en pleno centro. ¿Quién es el responsable de este despropósito?


El Perú es un país de situaciones insólitas: Aquello que en otras naciones es imposible, aquí puede ser normal o algo común.

Un día escribimos que mientras en Japón decoran las tapas de las alcantarillas con atractivos de cada ciudad, aquí hay personas que las sustraen.

No tienen en cuenta la función que cumplen, ni el peligro constante que ocasionan al dejar los buzones abiertos.

También nos enteramos por las noticias que, en lugares apartados del centro poblacional, escalan los postes y se llevan los cables de corriente eléctrica.

En ese caso, dejan a cientos de personas a oscuras y expuestas al peligro de la noche. Incluso, hay situaciones en que algunos ladrones han fallecido electrocutados.

Pero nada los atemoriza y se siguen cometiendo las mismas fechorías.

Caminando por las calles de la ciudad, constatamos que ni siquiera las bancas de las plazas se libran de las negativas acciones de los delincuentes.

La muestra está a la vista. En la plazuela del Recreo, uno de los lugares más tradicionales de Trujillo, ha desaparecido el maderamen y un soporte labrado de metal de una de ellas.

Lo raro es que no han dejado huella alguna del delito, salvo las barras de uno de sus costados que revela que allí hubo una de ellas.

Esta hermosa zona de verdor, poblada de ficus, que exhibe en su parte central la pila que lució por muchos años la Plaza de Armas de la ciudad, converge con el jirón Pizarro, el más importante de nuestra urbe.

Pero los amigos de lo ajeno no han respetado nada y se llevaron parte de su belleza.

Lo mismo ocurre en la plazuela Haya de la Torre, ubicada frente a la facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Trujillo.

Allí ha desaparecido una banca de cemento en su totalidad.

Increíble. ¿Verdad…? Es que en nuestro medio no se acostumbra sancionar a quienes atentan contra los monumentos históricos, ni contra la ciudadanía.

Y si se hace o hay leyes al respecto, nadie está enterado, porque no se ejecutan.

Lo raro es que hay canciones, incluso el eslogan de una popular emisora nacional que habla de “las grandezas del Perú”, “mi país”, como dice uno de sus versos.

Al final, sólo son palabras. La realidad es otra. Por lo menos creemos que en otras naciones hay más respeto y cariño a su patrimonio y manifestaciones.

Una realidad que avergüenza. Aunque esperamos que en el futuro cambie todo esto. De lo contrario, no avanzaremos como es el deseo de la mayoría de peruanos…

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