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Los reyes de España y los emperadores de Japón en el vagón número 5 reservado para ellos en el Tsukuba Express... (Reuters)
Uno de los aspectos más admirables de Japón es su impresionante red ferroviaria, tendida como verdaderas vértebras, a través de todo su territorio.
Además de las autopistas de alta velocidad, se puede llegar al lugar más recóndito, subiendo a un tren rápido y terminando en otro local, de menor velocidad.
Sin embargo, el signo característico de todas las líneas es la puntualidad, eficiencia y limpieza.
El horario de salida y llegada está escrito con claridad en las estaciones y se cumple sobre todas las cosas.
El servicio puede cubrir treinta o cincuenta poblaciones, pero nada interrumpe las horas de arribo y partida programados en cada ciudad.
Por esa razón una persona sale de su domicilio y, en forma anticipada, sabe la hora exacta que llegará a su destino.
En ese asombroso ambiente de estrictez y orden, acaba de estrenarse el tren imperial construido exclusivamente para el emperador y su familia en los últimos cincuenta años.
El vehículo es de color vino metal con el anagrama del crisantemo que es el símbolo del trono que integra la línea Tsukuba Express.
Inaugurada en el 2005, cubre la distancia aproximada de sesenta kilómetros que existe entre la ciudad de Tsukuba, en Ibaraki-Ken y el distrito de Akihabara, en Tokio, en cuarenticinco minutos.
El debut de convoy de la monarquía estuvo a cargo del rey Juan Carlos y la reina Sofía de España, quienes visitaron Trujillo hace quince días y los emperadores de Japón, Akihito y Michiko.
Al darse a conocer el recorrido, los japoneses esperaron en cada estación para saludar a los ilustres personajes agitando banderitas de ambos países y tratando de captar algunas fotos.
En Tsukuba, la comitiva visitó la Agencia Espacial de Japón donde se exhibe el módulo de experimentación local llamado Kibó, que significa esperanza.
También acudieron a la universidad del lugar, que ocupa varias manzanas a la redonda y es una de las más famosas del país por su dedicación a la ciencia y tecnología.
Es la primera vez que los representantes de dichas naciones se trasladan en un vehículo de transporte público, aunque se trata de un vagón reservado.
De todas maneras, fue una experiencia grata que sirvió para mostrar a los monarcas tan reales como son en la vida normal.
Igualmente, para comprobar que también los soberanos son, en algunos aspectos, similares al resto de los mortales…
Además de las autopistas de alta velocidad, se puede llegar al lugar más recóndito, subiendo a un tren rápido y terminando en otro local, de menor velocidad.
Sin embargo, el signo característico de todas las líneas es la puntualidad, eficiencia y limpieza.
El horario de salida y llegada está escrito con claridad en las estaciones y se cumple sobre todas las cosas.
El servicio puede cubrir treinta o cincuenta poblaciones, pero nada interrumpe las horas de arribo y partida programados en cada ciudad.
Por esa razón una persona sale de su domicilio y, en forma anticipada, sabe la hora exacta que llegará a su destino.
En ese asombroso ambiente de estrictez y orden, acaba de estrenarse el tren imperial construido exclusivamente para el emperador y su familia en los últimos cincuenta años.
El vehículo es de color vino metal con el anagrama del crisantemo que es el símbolo del trono que integra la línea Tsukuba Express.
Inaugurada en el 2005, cubre la distancia aproximada de sesenta kilómetros que existe entre la ciudad de Tsukuba, en Ibaraki-Ken y el distrito de Akihabara, en Tokio, en cuarenticinco minutos.
El debut de convoy de la monarquía estuvo a cargo del rey Juan Carlos y la reina Sofía de España, quienes visitaron Trujillo hace quince días y los emperadores de Japón, Akihito y Michiko.
Al darse a conocer el recorrido, los japoneses esperaron en cada estación para saludar a los ilustres personajes agitando banderitas de ambos países y tratando de captar algunas fotos.
En Tsukuba, la comitiva visitó la Agencia Espacial de Japón donde se exhibe el módulo de experimentación local llamado Kibó, que significa esperanza.
También acudieron a la universidad del lugar, que ocupa varias manzanas a la redonda y es una de las más famosas del país por su dedicación a la ciencia y tecnología.
Es la primera vez que los representantes de dichas naciones se trasladan en un vehículo de transporte público, aunque se trata de un vagón reservado.
De todas maneras, fue una experiencia grata que sirvió para mostrar a los monarcas tan reales como son en la vida normal.
Igualmente, para comprobar que también los soberanos son, en algunos aspectos, similares al resto de los mortales…
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