miércoles, 18 de febrero de 2009

CHOFERES: UN CONDENABLE COMPORTAMIENTO…


Estacionados en plena intersección. Los pilotos son los dueños de las calles en Trujillo. No hay el mínimo respeto a los peatones...

Salíamos de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, ubicada en el mismo corazón de la ciudad, por la puerta que da al jirón Bolívar.

Como es costumbre, o mala costumbre, porque está prohibido hacerlo, había un taxi tico, esperando clientes.

Al estar detenido, intentamos cruzar la calzada, erróneamente, delante del vehículo con dirección al SATT.

Ante nuestra sorpresa el chofer inició súbitamente la marcha por lo que le llamamos la atención con tono fuerte.

El pequeño carro se detuvo unos metros adelante interrumpiendo el tráfico, bajó el piloto, un desgarbado y desaseado mozalbete y se puso, amenazadoramente, frente a nosotros.

No nos inmutamos, ni nos alejamos del lugar donde estábamos, así que el sujeto, de apariencia vulgar, optó por retirarse felizmente sin tocarnos.

La actitud del conductor es una muestra que piensa que tenía la razón. Es decir, que puede detenerse en cualquier lugar y arrancar cuando quiera, sin el mínimo respeto al peatón.

Otro día, caminábamos tres periodistas por la primera cuadra de la avenida Mansiche. Cruzábamos animadamente la calle Raimondi cuando apareció en forma súbita una camioneta que casi nos atropella.

Gritamos al unísono diciéndole que, por lo menos, debía haber tocado el claxon.

Exactamente, como en el caso anterior, quien manejaba detuvo su unidad, nos lanzó una lista interminable de insultos y terminó mencionando a nuestros progenitores. Según él, había actuado de manera correcta.

Casos como los mencionados, en los que siempre el peatón lleva la peor parte, son innumerables

En otra ocasión, atravesando el jirón San Martín, otro taxi casi nos embiste, le llamamos la atención y el responsable, descuidando el volante, volvió la cabeza para lanzarnos improperios.

Fatalmente, ese es la realidad. Es la descripción del condenable comportamiento de los choferes en nuestra ciudad lo que demuestra su falta de educación y consideración hacia los demás.

En otros países, como el Japón, ante idénticas situaciones, los conductores se hubiesen detenido para, totalmente avergonzados, expresar sus disculpas.

Eso es lo que marca la diferencia entre la cultura de una nación y otra, muchísimos años más desarrollada que la nuestra.

¿Qué se necesita para cambiar los patrones de conducta de los malcriados hombres del volante peruanos…?

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