miércoles, 11 de marzo de 2009

TOKIO Y TODO SU ENCANTO: ¡LA MÁS CARA…!


La ciudad de Tokio es la más cara del mundo. Aquí luce iluminada de noche con su majestuosa torre en el centro...

Tokio, la sugestiva y emblemática capital de Japón, recuperó en el 2009, la primera posición como la ciudad más cara del mundo, rango que ostentó hasta hace poco.

Se sitúa en la clasificación exactamente delante de Osaka, importante ciudad japonesa ubicada en el centro del archipiélago, que antes figuraba en el sexto lugar.

El dato ha sido extraído del estudio efectuado por el Economist Intelligence Unit, perteneciente al grupo editor de la revista The Economist.

Conocida antiguamente como Edo o Yedo, Tokio es una urbe incomparable. La mayoría de sus grandes edificios están distribuidos en el centro, cuya mayor extensión es ocupada por el imponente Palacio Imperial, alternado por numerosos templos centenarios y grandes parques.

Con sus más de treinticuatro millones de habitantes pertenecientes al área metropolitana, hubo necesidad de trazar impresionantes avenidas con un total de seis, ocho o diez carriles cada una, para facilitar el paso de los vehículos.

Sin embargo, si como tampoco fueran suficientes, existen otras vías a desnivel que prácticamente cruzan de un extremo a otro la ciudad a la altura de los pisos ocho o diez de los edificios circundantes.

Con esas rutas, que exigen el lógico pago de un peaje para ingresar, se evita la posible congestión que pueda producirse a ras de suelo originada únicamente por la luz roja de los semáforos.

La capital de Japón, cuyo índice delincuencial es bajísimo, está distribuida en veintitrés distritos. Cada uno caracterizado por algún aspecto significativo y trascendente.

Ginza por sus tiendas y restaurantes elegantes y muy caros, Ueno por el zoológico que está ubicado justamente frente a la estación del Yamanote-Sen, Harajuku con sus modas fashion, Gotanda donde queda la embajada de Perú y Akihabara considerado, a nivel internacional, como el mayor barrio electrónico del orbe.

Recorrer este distrito, es sumergirse en un increíble mundo de centros comerciales construidos de manera sucesiva y distinguidos por las llamativas, coloridas y gigantescas luces de neón, de arriba abajo, que exhiben en toda la extensión de las paredes frontales.

Cada piso, que incluye el sótano de dos o tres niveles, está dedicado a una especialidad distinta en cuanto a aparatos electrónicos de última generación que se renuevan, con precisión cronométrica, cada seis meses.

Marco preferecial y sumamente frondoso, corresponden los “keitai” como le llaman los japoneses a los celulares y los “pasokon” u ordenadores con discos duros y memorias de capacidad inimaginable, que se exhiben casi en la calle.

Basta decir que los cables que se conectan a las computadoras poseen empalmes con luces de colores que empiezan a centellar al menor movimiento en el teclado.

Todo es novedad en Akihabara. Nada deja de llamar la atención. Ingresar a un “supa” significa dedicar horas enteras a recorrerlo buscando lo que uno desea y que siempre termina por encontrarse.

Hay artículos de todo precio y para el gusto más exigente. Lógicamente los más caros tienen el agregado de ser los que poseen mayor calidad. Aunque, al final, nunca se pierde porque todos los productos son auténticos y están garantizados.

Ese es el maravilloso encanto de Tokio y sus barrios, donde el tiempo parece detenerse. Y cuando uno vuelve a la realidad constata que, irremediabemente, ha llegado la hora de regresar a casa…

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