domingo, 29 de marzo de 2009

UNA TRISTE LECCIÓN DE AMOR…


"¡Vamos, amigo, levántate...!". Pero es imposible. Está muerto. La escena duró horas...

En la vida de los seres humanos, no hay nada que nos deprima y duela más que la pérdida de un ser querido.

El padecimiento es tan profundo que las lágrimas brotan expontáneamente y los familiares más cercanos experimentan diversas reacciones adversas.

Las expresiones emotivas llegan al límite en el momento de darle el último adiós. Es muy duro aceptar la separación definitiva.

La escena que acompañamos, es una evidencia que algo similar sucede con los animales.

Ocurrió en la transitada avenida de una ciudad china. Dos inocentes perros decidieron cruzar la peligrosa vía y uno de ellos fue herido de muerte al ser atropellado.

Ante la desgracia, el compañero se mantuvo durante varias horas a lado del compañero caído.

Mostrando incredulidad por lo sucedido, con una de sus extremidades delanteras tocaba al cuerpo inerte. Tenía la esperanza de lograrlo reanimar.

La actitud se repitió varias veces. Sin embargo, era imposible obtener respuesta. Su camarada había muerto.

Aceptando lo sucedido. Dejó de rozar el inmóvil cuerpo. Pero, en cambio, decidió permanecer junto a él. Nadie pudo moverlo del lugar durante un tiempo.

Los conductores de los vehículos que pasaban por la zona no pudieron sustraerse a lo que tenían frente. Mientras algunos se detenían, otros cruzaban muy despacio esquivando a los canes.

No faltaron quienes, sorprendidos, rompieron en sollozos.

En la imagen, un fotógrafo trata de perennizar el instante, mientras dos espontáneos buscan el mejor ángulo para hacer lo mismo con sus teléfonos móviles.

Un panorama trágico trasladado al mundo de los animales que demuestra que ellos también tienen sus propios sentimientos.

A semejanza a los seres humanos, sufren y se atormentan cuando desaparece uno de sus seres amados.

Y, como refleja la fotografía, se les hace difícil, muy difícil abandonarlos…

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