domingo, 27 de diciembre de 2009

¿CEGUERA POLÍTICA O FALTA DE MODESTIA…?


Costa Verde de Lima, es sólo una parte admirable en todo el extenso litoral peruano. Otros países hermanos nos superan largamente...


Si hay algo que tienen introducido hasta los huesos la mayoría de políticos, es la ambición de ilusionar a la gente o exteriorizar una impresionable falta de modestia.

No se pueden explicar de otra manera las expresiones o actitudes que asumen los gobernantes, en cualquier nivel, cuando se les presenta la menor oportunidad.

Lo peor es que tratan de distorsionar la realidad o engañar a la ciudadanía en una época como la actual en que todo se sabe o conoce.

Ocurrió hace poco en Trujillo, donde hay más primeras piedras colocadas que obras realizadas, con una faustuosa fiesta popular celebrando el triunfo electoral de un partido político sobre el otro, como si eso favoreciera siquiera en algo al pueblo.

Y se repite en la capital cuando el Presidente, al inaugurar unos trabajos, pronunció que Lima se convertirá en la capital sudamericana del Pacífico.

Algo más, que con la inconclusa Costa Verde, el tren eléctrico, cuya segunda fase no se inicia y el gran teatro nacional, aún no construido, “Lima será la envidia de otros países”.

Por lo que se sabe, la mayoría de naciones de esta parte del continente poseen hermosas playas ribereñas que son motivo de masivas concentraciones turísticas que dejan buenos dividendos.

Igualmente, varias capitales de Sudamérica tienen desde hace muchos años modernas redes ferroviarias, que no existen en ninguna ciudad del Perú.

Entonces. ¿Qué nación hermana nos va a envidiar…?

Al contrario, nos verán con tristeza al constatar que aún no se logra controlar el sistema de tránsito existente en casi todas las ciudades del país, con pilotos y transeúntes imprudentes y bocinas por todos lados.

Tampoco les gustaría vivir en un territorio carente de seguridad en los domicilios, calles y hasta en las carreteras, donde cualquier vehículo puede ser asaltado de manera inmisericorde.

De igual manera. quedarán absortos al saber que diversas normas de la legislación peruana dan la impresión de proteger más a los delincuentes que a los indefensos ciudadanos.

También se alegrarán de no morar en un país donde el grado de corrupción corroe el Parlamento y desciende gradualmente a instancias inferiores.

Entonces, no seamos ingenuos pensando que los habitantes de pueblos vecinos nos envidien por las limitaciones y desgracias que padecemos.

Al contrario, es posible que nos compadezcan y rueguen, como nosotros, para poder superar las deficiencias que nos agobian.

A nuestros gobernantes y políticos les solicitamos que sean más realistas, sensatos, cautos y moderados con lo que pronuncian en sus intervenciones.-.

No hagamos alarde, ni ostentación de lo que tenemos. Sobre todo porque somos conscientes que existen muchísimos países más desarrollados y seguros que el nuestro a los cuales nosotros envidiamos.

Pero, sobre todo: ¡No mientan, ni traten de engañar al pueblo…!

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