viernes, 25 de diciembre de 2009

¡UN CONGRESO PARA OLVIDAR…!


En el año que concluye, el Congreso peruano
fue la gran decepción y se ganó el rechazo de la ciudadanía...


Termina el año y con él, el calvario que, a causa del accionar de muchos de sus miembros, llevó a cuestas el Congreso peruano convertido en el más cuestionado poder del estado de los últimos tiempos.

La evidencia está en el resultado del último sondeo del año a la opinión pública en el que apenas consiguió la ridícula cifra de 7.7 de confianza o credibilidad.

Quienes le otorgan ese angustioso porcentaje deben ser, sin lugar a dudas, los familiares de los parlamentarios, sus controvertidos asesores y las personas que se benefician con sus envidiables sueldos y gratificaciones.

Porque el ochenta y cinco de la población está convencido que los dueños de cada escaño sólo asumen al cargo para beneficio propio y eso, termina por descorazonar a cualquier elector.

Durante el año que finaliza el Congreso fue cada vez peor debido al desafortunado y condenable comportamiento de los militantes de todas las bancadas. Sin excepción. Ningún partido político se libra.

Cometieron tantos escándalos que pronto se ganaron la antipatía de la ciudadanía. La misma que no se explica cómo pudo haber confiado su voto en ellos.

Pocos son los que se salvan, al extremo que el descrédito llegó incluso hasta quien los preside, como para poner “la fresa sobre el pastel”.

La polémica los acompañó hasta los últimos días del 2009. Cuando se reveló que “nuestros representantes” pueden solicitar licencia con goce de haber durante medio mes para realizar viajes de placer por el mundo entero sin sufrir descuentos. ¿Podrían pedir algo más…?

Todo ésto condujo a que el vocero de una tradicional agrupación política plantee la posibilidad de facultar al Presidente la disolución del Congreso “cuando se convierte en un estorbo para la estabilidad política del país”.

No se trata de llegar a eso, lo cierto es que la condenable gestión de algunos legisladores nos hace llegar a esos límites y a esta clase de pronunciamientos.

Duele que esto ocurra, porque el poder Legislativo es uno de los grandes pilares de la democracia y exige gente capacitada y, sobre todo honesta, que demuestre que trabaja por el país.

Concluye el 2009 con un balance totalmente desfavorable para el Parlamento y que sirvió para confirmar la pésima imagen que se ha ganado debido a sus propios deméritos.

Aquel que, debido al reprobable accionar de numerosos de sus integrantes, se lleva sobre los hombros el pesado membrete de haber logrado el record histórico de desaprobación.

La colectividad espera que el año venidero sirva para reivindicar al Congreso con un trabajo consciente en verdad efectivo y de servicio orientado a favorecer a las grandes mayorías…

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