miércoles, 6 de enero de 2010

¡FIESTA Y GOLPE BAJO AL PUEBLO…!


El gobierno ofreció una fiesta grauita en palacio de gobierno para recibir el año 2010. Al día siguiente elevó el precio de la gasolina, el gas y el kerosene...

Pocas, muy pocas veces el pueblo peruano ha asistido a un suceso descarado y hasta cierto punto vergonzoso para el interés de los sectores más necesitados.

Especialmente, porque se produce en momentos que la cúpula del poder proclama a todos los vientos que nuestra economía es una de las más estables de Latinoamérica y que nuestro crecimiento es uno de los más altos de orbe.

Todo empezó cuando el patio de honor del Palacio de Gobierno abrió sus puertas el último día del año anterior para ofrecer un espectáculo abierto de música y atracciones.

El motivo era recibir con algarabía el año 2010 que incluía el saludo presidencial, repique de campanas y fuegos artificiales por doquier.

Los incautos asistentes a la fiesta, impulsados por el ritmo de la cumbia y la chicha que en forma inexplicable invade todos los estamentos sociales, se dejaron arrastrar por la emoción del momento.

Nadie dejó de bailar, reír y gozar hasta cuando los primeros rayos del Sol empezaron tímidamente a aparecer entre los grises nubarrones de la capital.

En ese instante de festejo gratuito al aire libre, jamás imaginaron que el despertar serviría para estrellarse contra una triste realidad.

Resulta que mientras se dejaban llevar por la turbulencia de la melodía y el movimiento de un grupo de gordos en el estrado, muy cerca de ellos la flamante ministra de Economía y el jefe del portafolio de Energía y Minas, con la aprobación del jefe de estado, ponían su rúbrica al primer gasolinazo del año.

Ocurrió simplemente que el gobierno había actualizado la banda de precios de los combustibles reduciendo en escala significativa el aporte del Fondo de Estabilización.

Eso significó el incremento del valor de la gasolina, el gas licuado doméstico y el kerosene.

La medida tomó de sorpresa a todos y terminó por sacudir por completo a los trasnochadores que no habían acabado de comentar haber bailado con el Presidente en el propio palacio.

Simplemente porque las alzas inciden de manera directa en la canasta familiar y el costo de vida. Mucho más en las familias de menos recursos económicos que se cuentan por millones.

Ahora habrá que pagar más para comprar, preparar los alimentos y para movilizarse, porque los responsables del transporte público, que nunca quieren perder, preparan como de costumbre, ajustes más altos de lo debido en los pasajes.

Aunque cada vez que se presenta este fenómeno viene a la mente la idea que si valdrá la pena pagar más para trasladarse en vehículos destartalados, incómodos e inseguros, con choferes y cobradores que no respetan a nadie.

No podemos dejar de lado aquella consabida premisa que “cuando se eleva el precio de los combustibles todo sube”.

Según el pronunciamiento de los analistas, llama la atención que el alza se produzca luego de informarse que el índice de inflación del 2009 en el Perú apenas llegó al 0.25 por ciento.

Otros denuncian la evidente carencia de una política seria y eficiente de precios en el sector energético.

Lo real es que cualquier incremento en el costo de los productos de primera necesidad, como en el caso de los combustibles, siempre origina molestia, incomodidad y rechazo en los grupos sociales más necesitados…

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