viernes, 6 de agosto de 2010

INCREÍBLE: ¡AQUÍ SE SIENTAN CUATRO PERSONAS...!


Detrás de los asientos delanteros de las combis, se ha habilitado una incómoda barra donde deben sentarse cuatro personas...











¿Puede usted imaginar que aquello que observa pertenece a la parte interior de una vieja combi y sirve de asiento para cuatro personas…?


El accesorio ha sido incorporado para transportar pasajeros que viajan apretados al máximo en una barra que no llega al medio y medio.


El espacio carece de espaldar, así que quienes lo ocupan se balancean hacia atrás y adelante, según los movimientos del chofer y los que van a su costado.


La terrible incomodidad de los ciudadanos que, por necesidad, se ven obligados utilizar estas unidades móviles, es fácil de intuir.


Respecto a los lugares delanteros que, originalmente, están habilitados para el conductor y un solo acompañante, el problema es similar.


Los dos sitios han sido ampliados incorporando un tercero, mucho más pequeño en el centro, donde se sienta otro usuario.


El problema surge cuando hay que colocarse el cinturón de seguridad.


El cincho está diseñado sólo para quien se ubica a la derecha, mientras que la persona que va en el centro queda totalmente desprotegida.


Lo sorprendente es que los vehículos cuentan con autorización de circulación otorgada por las autoridades municipales o el ministerio de Transportes.


A propósito, ¿Algún funcionario de la Defensoría del Pueblo habrá subido alguna vez a estos carros…? Sería oportuno saber su opinión.


Si se facilitó el ingreso de esta clase de automotores usados al país, no debió permitirse la modificación de su estructura de fábrica para llevar pasajeros en condiciones infrahumanas.


Era suficiente, aunque riesgoso, el cambio del timón de la derecha a la izquierda. Pero jamás se debieron permitir otras reformas.


Lo peor es que estas unidades de servicio público son las que transitan a mayor velocidad que otras, poniendo en serio peligro la vida de los pasajeros.


Hay que reconocer que toda esta informalidad es parte del caos vehicular que caracteriza a Trujillo y es un funesto reflejo de atraso.


La colectividad espera que el próximo gobierno edilicio, del tinte político que fuera, termine con el suplicio de la gente que utiliza a diario la gran cantidad de combis

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