jueves, 11 de noviembre de 2010

¡UN CONCIERTO QUE NOS TRANSPORTÓ A JAPÓN...!


El conjunto Sonidos de Japón deleitó a los trujillanos con su música tradicional...






La actuación del sexteto Sonidos del Japón en el teatro Municipal de Trujillo, con ocasión de la XXXVIII Semana Cultural de ese país, provocó un fenómeno singular en los espectadores.


Transportó, casi virtualmente, a los absortos asistentes, que colmaron las cuatro instalaciones del primer recinto del arte de la ciudad, al lejano, progresista y enigmático archipiélago.


Fue un fantástico viaje a través del tiempo y la distancia. Una especie de abstracción que nos apartó por completo del insoportable bullicio de nuestras calles e introdujo en un acogedor ambiente tranquilo, relajante, de absoluta placidez.


Armonía, sencillez, sobriedad, pureza y espiritualidad emergían de los instrumentos tradicionales de la música de cámara oriental denominada sankyoku y representada por el shakuhachi, el koto y el shamisen, acompañados del piano.


El shakuhachi es una flauta de bambú de cincuenta y cinco centímetros de largo con cuatro agujeros adelante y uno en la parte posterior.


Emite diferentes sonidos de acuerdo a la manera de colocar la yema de los dedos sobre los orificios o según como se movilice la cabeza hacia los costados o estirando el cuello.


El koto es un arpa milenaria de madera. Tal vez uno de los instrumentos más antiguos. Mide dos metros de largo por lo que debe apoyarse sobre el suelo.


Con dos aberturas en la parte posterior, cumple las funciones de caja de resonancia. Existen de trece o diez y siete cuerdas.


Finalmente, el shamisen es la guitarra o laúd de tres cuerdas introducida de la sureña y cálida isla de Okinawa.


Es el elemento fundamental del kabuki que consiste en el arte de cantar y bailar y el bunraku, como se conoce al teatro de títeres, muy popular en esa nación


Con tales instrumentos y seis destacados maestros japoneses, se interpretaron temas como “Kaze no uta” (Canción del viento), “Midare” (Perturbación), “Tsurukame” (La grulla y la tortuga) y “Nihon no shiki” (Las cuatro estaciones de Japón).


Dando una evidente demostración que los mismos aparatos sirven para ejecutar música occidental, nos deleitaron con “Imagine”, de John Lennon cuando formaba parte de The Beatles.


Sin embargo, la presentación llegó a su punto máximo cuando el conjunto oriental, siguiendo la misma tónica, interpretó “El cóndor pasa”, con el acompañamiento de la zampoña y el cajón.


La suave, dulce y casi mágica combinación de sonidos, pocas veces escuchados en el medio, motivaron la atención y concentración del auditorio que prorrumpió en prolongados aplausos.


Y, como escribimos al principio, el teatro Municipal se convirtió por unos momentos en una cápsula que nos apartó de la realidad para introducirnos en un marco de melódico ensueño…

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