jueves, 21 de julio de 2011

¡USTED ABRE EL PROGRAMA HOY…!

Existe una gran diferencia entre la prensa y el periodismo radial...



Algunos periodistas, con la edad, somos como cierta especie de lobos de mar que terminan surcando todos los océanos.

Me inicié en el diario La Industria cuando se imprimía la antigua rotoplana, que la tecnología sepultó de manera implacable con el offset integral. Después pasé a SATELITE. Soy un producto de la prensa.

Por momentos ingresé las cabinas comentando producciones discográficas juveniles alternadas con el periodismo radial y esporádicas apariciones en la televisión como panelista y nada más.

Hace poco, acepté la invitación del colega Víctor Gil Rodríguez, director de un importante noticiero local y regresé a la radiodifusión.

Claro. Es él, quien conduce el espacio. Es decir, presenta, hace los enlaces y cosas por el estilo. Yo sólo comento las noticias más destacadas. Hasta allí, todo bien.

Pero un día, al llegar a la emisora, salió el operador y me comunica que el director tardará un poco y, por favor, abra el informativo.

Acepté el reto. Me armé de coraje y por primera vez en mi vida profesional, inauguré la audición de un noticiero.

Me ayudó el dato sobre el rebrote del dengue en un distrito cercano Aproveché para referirme a las características del mal y hacer algunas recomendaciones.

Las llamadas por teléfono del público no se hicieron esperar: “Buenos días, como está señorita, adelante por favor…” y empezaban a opinar.

Siguiendo las recomendaciones de mi esposa, utilizaba esos segundos para respirar profundo y darme aliento para continuar.

Luego de dos o tres llamadas pasé a otro tema. De repente, ingresa una amiga acompañada de un médico. Quería anunciar el paro de cuarenta y ocho horas de su gremio.

Mientras hablaba frente al micro, me pregunté: ¿Y ahora tengo que hacer la entrevista…?

Anuncié al aire su presencia y solicité el pase a la banda comercial, mientras me preparaba para enfrentar la situación.

Felizmente, todo salió bien. Cuando estaba por finalizar, ingresó Víctor indicándome que continúe con el diálogo. Más tarde dijo que escuchó todo y me felicitó.

Aunque sigo pensando que fue un debut inesperado, ahora entiendo por qué el periodismo radial exige tanto cuidado en cada entonación y palabra pronunciada.

Todo lo contrario a la prensa. Aquí te equivocas. Regresas, rectificas y listo. En la radio, no hay vuelta atrás...

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