martes, 3 de enero de 2012

SEGAT: ¡UN ÍMPETU QUE DEBE DURAR TODO EL AÑO…!

Los taxis y diversos vehículos de transporte público en Trujillo utilizan innecesarias sirenas y bocinas, aparte del claxon...


“El ruido más bonito del mundo
es el silencio…”
(Anónimo)

Los últimos días del 2011 quedarán marcados como el período en que el Servicio de Gestión Ambiental de Trujillo realizó una de sus más agresivas campañas.

La cercanía del fin de año movilizó a sus miembros para sancionar a los vecinos que optaran por quemar los acostumbrados muñecos en la vía pública

Todos los medios disponibles fueron utilizados para informar a la colectividad sobre la drástica medida dirigida a evitar la contaminación del medio ambiente y el calentamiento global.

Muchos padres de familia orientaron a sus hijos de abstenerse de cometer ese desliz para evitar ser multados con una papeleta que bordeaba los tres mil soles (unos mil dólares),

La disposición, considerada exagerada por algunos, se apoyó en un fundamento válido que debe reconocerse.

Felicitamos al equipo completo del SEGAT por la iniciativa de erradicar esa forma de festejo que se presenta una sola vez al año.

No obstante, la colectividad aspira que los gerentes, funcionarios y obreros pongan el mismo ahínco para terminar con el gravísimo problema de la contaminación sonora que soporta Trujillo durante 365 días.

La situación es originada por los conductores de vehículos particulares y de servicio público que, sin ninguna razón técnica, ni autorización, accionan sirenas y cornetas dentro y fuera del centro cívico.

Ese terrible panorama, capaz de destrozar los nervios de cualquier persona, no es nuevo. Es una patética herencia que se arrastra desde hace mucho tiempo sin que se adopte la mínima acción para erradicarla.

Según las estadísticas, es posible que nuestra ciudad sea la única en el mundo que expone diariamente a sus habitantes a este tormento.

En este caso, se espera que el SEGAT contagie su entusiasmo de fin de año a la gerencia de Transportes del municipio y, en coordinación con la Policía Nacional, elimine los aditamentos causantes del insoportable ruido.

Hay que reconocer que parte de esta responsabilidad recae en los encargados de las revisiones técnicas.

Y si se quieren evitar mayores trámites, empiecen aplicando multas que no son tal elevadas como para quienes se atrevieron a quemar muñecos, pero deben servir para algo.

Ojalá que los organismos competentes escuchen el clamor mayoritario y el 2012 sea recordado como el año del fin de las cornetas y sirenas en los vehículos de Trujillo a cambio de la tranquilidad ciudadana...

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