miércoles, 25 de enero de 2012

UCHURACCAY: ¡LOS MÁRTIRES DE LA NOTICIA…!

Siete de los ocho periodistas limeños victimados en Uchuraccay cuando iban en búsqueda de la información...


Para los periodistas, existen diversas formas de nutrirse de los datos y estructurar una información.

La más efectiva es acudir a la fuente y entrevistar a una persona que conoce un tema o asunto hasta agotarlo.

Si se trata de un hecho policial se irá al lugar de los acontecimientos para dialogar con los testigos, tomar fotos de las evidencias y confrontar los datos con el informe oficial.

Hay ocasiones en que quienes desean difundir algo organizan una conferencia de prensa que empieza con una exposición seguida de preguntas formuladas por los reporteros.

Sin embargo hay momentos que, por la naturaleza de un suceso, es necesario que los periodistas se desplacen hacia apartados lugares en busca del material noticioso.

Tal como sucedió en enero de 1983, cuando un grupo formado por ocho hombres de prensa pertenecientes a distintos medios de comunicación capitalinos fueron comisionados para viajar a la sierra de Ayacucho.

Era la difícil época de los movimientos subversivos. Su misión era investigar la masacre cometida por grupos terroristas en un alejado villorrio andino.

Provistos de la indumentaria para contrarrestar el frío, libreta de notas, cámaras fotográficas, rollos de película y el sagrado compromiso de informar, iniciaron la travesía.

Un vehículo los condujo al lugar hasta donde era posible avanzar. Desde ahí el camino será a pie. A trocha abierta,

Así llegaron a Uchuraccay, comunidad altoandina de la provincia de Huanta, ubicada a más de cuatro mil metros de altura.

El 26 de enero fueron sorprendidos en un descampado por casi medio centenar de comuneros dispuestos a todo.

Algunos sostienen que fueron problemas de comunicación. Otros que los confundieron. Lcierto es que arremetieron contra los reporteros.

No hubo lugar a explicación alguna. Todos murieron en cumplimiento de su misión

Los Mártires de Uchuraccay demostraron que el costo de la búsqueda de la información es, en ocasiones, tan caro que involucra la propia existencia.

Con el tiempo ese pueblo desapareció del mapa: No ocurrió lo mismo con sus nombres que fueron perennizados para siempre como el significado supremo del valor de una noticia…

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