viernes, 11 de mayo de 2012

¿CÓMO NO RECORDARTE EN ESTE DÍA, MAMÁ…?

Artículo publicado en el diario La Industria el 24 de setiembre de 1983, al cumplirse en primer año de la partida de mi madre al infinito...


La celebración más comprometida con la existencia de los seres humanos, es el Día de la Madre.

Está dedicada a exaltar toda la entrega y sacrificio que es capaz de ofrecer una progenitora en provecho de sus hijos.

El Señor quiso que todos tuviéramos una madre para entregarle nuestro cariño cuando está a nuestro lado.

Y la recordemos para siempre, si por las leyes de la vida no la tenemos junto a nosotros, aunque continúa guiándonos desde la eternidad.

En esta fecha tan especial. ¿Cómo no recordarte mamá…?

Cuando nos reunías para decirnos que la ropa que usábamos tal vez no era muy fina, ni tampoco costosa. Pero, siempre debía estar limpia.

O cuando grabaste en nuestros corazones aquella frase que “para decir la verdad y ser puntual no es necesario tener dinero”.

Tus palabras tuvieron tal efecto que por llegar s que nadie a la escuela Nº 280 “Enrique Guimaraes”, de la quinta cuadra de Independencia, los profesores me entregaban la llave para abrir el salón de clases.

Cuánta razón tenías al despedirnos cada mañana de casa en la segunda cuadra de Diego de Almagro y nos decías: “Al lugar donde vayas, en el momento de ingresar, no dejes de saludar en voz alta”.

Aquel sabio consejo era extensivo para quienes nos visitaban, los vecinos y los mayores de edad, sin excepción.

¿Cómo olvidar las persecuciones con un cincho en la mano para castigarme por alguna travesura y me parapetaba debajo de la mesa del comedor para evitar los golpes…?

Tal vez eso parezca insólito para las nuevas generaciones. Sin embargo, en aquella época las razones y argumentos de los padres no podían ser refutados.

Si alguno de ellos prohibía ir al paseo o a la fiesta con los amigos, solo quedaba obedecer y esperar una nueva oportunidad. No había otra alternativa.

No discutimos si los patrones de conducta asimilados en el seno del hogar fueron mejores o peores que ahora. Que sea tarea de los estudiosos o analistas.

Lo cierto es que en casa nos enseñaron a ceder la acera en la vía pública y el asiento a los adultos y las gestantes en los vehículos de transporte público, entre otras cosas.

Por todo lo bueno que hiciste por nosotros y continúas brindando desde el cielo. ¿Cómo no recordarte en este día, entrañable mamá Emilia…?

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