lunes, 25 de junio de 2012

¿QUIÉN RECLAMA POR LOS MAESTROS JUBILADOS…?

Los maestros cesantes y jubilados del Perú ganan míseras remuneraciones. No tienen energías para reclamar. Y nadie lo hace por ellos...


La Policía Nacional y el Ejército, según voceros oficiales, tendrán dentro de poco un significativo aumento en sus remuneraciones.

Paran los médicos, las enfermeras, los trabajadores de educación y del poder Judicial, los servidores municipales de Trujillo, solicitando mejoras salariales y hasta los transportistas, cuando el precio de la gasolina aumenta unos céntimos.

Todos coinciden en sus reclamaciones diciendo que el costo de vida se ha elevado y el dinero que ganan no les alcanza para subsistir.

Según reciente informe, las frías e insensibles cifras del Instituto Nacional de Estadística indican que el ingreso promedio mensual de los peruanos es de 1,240 soles.

Algo anda mal, pues soslayan el miserable sueldo que reciben los maestros cesantes y jubilados que equivale apenas a la mitad o menos de esa cantidad.

Los docentes que estudiaron durante cinco años en las aulas universitarias y capacitándose cada día, están olvidados.

Postrados en el lecho de dolor o caminando a paso lento. Sobreviven con lo que tienen aunque no les alcance para comprar sus medicinas.

Con el transcurrir del tiempo fueron sucesivamente marginados por los gobernantes. Han perdido, casi por completo, sus beneficios y derechos.

Hasta antes del 2004, gozaban de la célula viva. Se les incrementaba su pensión al ritmo del aumento del costo de vida.

Pero, en ese aciago año, una funesta ley gestada en el Congreso y rubricada por un mandatario que abandonó el país tan pronto dejó el mando, los relegó para siempre.

Y allí están los maestros del ayer. Desatendidos por el gobierno, los ministros, parlamentarios, sus propios alumnos y la colectividad misma.

Han perdido las fuerzas. Su débil y tenue voz casi no se escucha. Están impedidos de reclamar. Lo triste es que nadie lo hará por ellos.

Algunos son desairados por sus discípulos. Aquellos que bebieron de sus enseñanzas y ahora triunfan como profesionales o empresarios.

El Presidente en su campaña se comprometió atender el reclamo salarial de todos los trabajadores, menos de los profesores cesantes y jubilados.

Nadie los ampara. El promocionado proceso de inclusión social, ni algún otro programa de ayuda estatal, los considera entre sus planes.

Los gestores de la juventud en décadas pasadas merecen mejores remuneraciones para atenuar sus males y vivir siquiera con cierta tranquilidad los últimos años que les queda de existencia…






























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