¿Le gustaría que su hijo sea elegido como presidente de su país…?
Ya sabemos que la respuesta será afirmativa e inmediata.
No solo por el prestigio y el dinero que ganará, así como los beneficios que repercutirán en la familia, sino por el inmenso orgullo que representa para sus progenitores.
Sin embargo, esas lógicas apreciaciones no poseen la misma connotación para los parientes del presidente del Perú.
Días antes que ascendiera al poder, uno de sus hermanos fue involucrado en ciertas transacciones comerciales en el extranjero y hoy mismo es motivo de investigación por negociar con entidades del Estado a pesar de estar impedido.
Otro, está recluido en un penal al haber sido sentenciado por la justicia peruana por haberse amotinado contra el gobierno.
A ello se añaden las frecuentes palabras de su padre, quien con frecuencia vierte contradictorias declaraciones contra su hijo presidente.
Pero, sus expresiones no quedan solo en el jefe de estado, sino que hasta llegan a su esposa.
Hace unos días, la incluyó por primera vez al decir que la primera dama “está embriagada de poder…”
En esa forma, el octogenario arremetió con todo ante la demanda interpuesta por la Procuraduría Anticorrupción contra su descendiente.
Sobre el particular, Ollanta Humala afirmó que fatalmente “la ley se cumple para todos”
Añadió que el compromiso de su gobierno es favorecer los intereses nacionales y no particulares.
Las controversias de la familia del presidente han trascendido las fronteras del territorio nacional.
Con motivo de las Fiestas Patrias, el influyente diario estadounidense The New York Times publicó que Humala puede ser un líder, sin embargo para su familia “es solo una decepción”.
El comentario agrega que los mandatarios casi siempre son criticados por la oposición y sus electores.
Contra todo pronóstico, con Ollanta ocurre todo lo contrario, pues es el único que tiene “como sus más feroces detractores a su propia carne y sangre…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario