El Congreso peruano estima elevar las sanciones para los legisladores que cometan faltas graves para recuperar su pretigio...
Es de conocimiento generalizado que la imagen del Congreso en el Perú desde hace varios años está muy devaluada.
Ello obedece a una serie de actos bochornosos cometidos por algunos de sus miembros que hasta cayeron en situaciones enojosas y hasta ridículas.
Su porcentaje de aprobación descendió mucho más a raíz del fracasado intento de aumentarse el sueldo mediante el vapuleado bono de representación.
Fue tal la repulsa popular, que tuvieron que dar marcha atrás dejando un pésimo precedente que ojalá jamás se vuelva a repetir.
Justamente, en un intento de mejorar el alicaído concepto que tiene la colectividad del Parlamento, ha surgido una propuesta para aplicar sanciones más drásticas de las que existen a los legisladores infractores.
El planteamiento acaba de ser presentado por el presidente de la comisión de Ética Parlamentaria, Humberto Lay.
Según su criterio, el castigo de ciento veinte días que recibe un congresista por haber cometido una falta muy grave resulta insuficiente.
Por esa razón sugiere modificar el Código de Ética vigente imponiendo castigos más drásticos.
Lay sostiene que “para las faltas graves el procedimiento debe ser mucho más expeditivo, incluso pudiendo llegar al desafuero”. Es decir, a la separación del cargo.
Es bueno recordar que, en la actualidad, el reglamento sanciona a los legisladores infractores con una llamada de atención, amonestación o ciento veinte días de suspensión, que es lo más severo.
En este último caso, todo queda allí. El hecho cometido no pasa a ser investigado por la fiscalía, ni por la comisión de Acusaciones Constitucionales.
Por eso el presidente del grupo de Ética considera que las sanciones son intrascendentes.
Como es de suponer, el novedoso planteamiento de Lay, cuenta con la aprobación popular y se espera sea aprobado por el pleno lo más pronto posible.
Tan igual como ocurrió con la unanimidad absoluta que hubo cuando elevaron su remuneración mensual antes de Navidad.
Sin embargo, consideramos que, más importante que las penas, lo que debe prevalecer es el comportamiento moral de los legisladores para servir de modelo al Perú entero.
En todo caso, esperamos que el hemiciclo empiece a recuperar paulatinamente el prestigio, que debería ser siempre su principal emblema y que ahora ha perdido…
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