martes, 24 de septiembre de 2013

¡YO LAS LLAMO Y TÚ, ME SIGUES…!



Parte de las esbeltas anfitrionas del Festival Internacional de la Primavera de Trujillo posan ante nuestra solicitud...
            
La ciudad de Trujillo, Perú, es reconocida por su Festival Internacional de la Primavera que se celebra desde hace más de sesenta años.
             
Durante estos días está en plena realización  Comprende numerosas actividades y concluye con el gran corso de las flores que recorre varios kilómetros y congrega a miles de espectadores.
             
Asisten bastoneras norteamericanas a lado de las soberanas los países hermanos. La presentación a la prensa fue hace unos días.
             
Estuvo programada al mediodía en el local del Club de Leones, organizador del evento, en su local institucional del centro cívico.
             
No quise perdérmela. Acudí temprano y me ubiqué en la primera fila.
             
Mientras llegaba la hora, los leones se esmeraban para recibir en la mejor forma  a las ilustres visitantes.
            
En un  momento, se solicitó a los representantes de las firmas auspiciadoras del certamen ocupar sus asientos en el estrado oficial.
             
Las guapas anfitrionas, que bordeaban la pasarela desde la entrada hasta el patio principal, ingresaron  ubicándose detrás de las sillas destinadas a las reinas y bastoneras.
             
Fue ahí que me dirigí a un joven reportero que estaba a lado mío provisto de cámaras y potentes lentes.
   
 -  Hola. ¿De dónde eres...?
        
       -  Me llamo Mario y soy de Lima.
        
    - Bien Mario. Yo soy Freddy. Mira Se les ve muy bien a las chicas (Dirigiendo la mirada a las anfitrionas).
         
    - ¿Qué te parece si les pedimos que posen para nosotros...? Porque, cuando lleguen las reinas, ellas pasarán a segundo plano.
         
       - Pero, ya están ordenadas. ¿Se podrá…?
          
       - Claro. Yo las llamo y tú me sigues. Te apuesto que todo sale bien.
             
Sin ocultar su escepticismo, aceptó.
            
Burlando a los fornidos guardaespaldas y rompiendo el protocolo, invadí el hall y me detuve frente a ellas (Mario, me seguía) y les dije:
-                 
                      - Hola. Por favor. Pónganse adelante para tomar unas fotos.
            
Como impulsadas por un resorte, abandonaron su lugar y posaron para nosotros dos.
            
Tomamos todas las placas que se nos antojaron y les agradecimos.
              
Cuando retornábamos a nuestro sitio una avalancha de camarógrafos, dispuestos a no perderse la irrepetible escena, llegaba a tropezones.
             
Ya sentados, volví a dialogar con el colega limeño.
      
- ¿Qué te pareció Mario…?

-   Te pasaste Freddy. Tomé unas fotos espectaculares…

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