viernes, 7 de marzo de 2014

ESSALUD: ¡SE AGOTARON LOS CUPOS, LLAME A FIN DE MES…!


 A pesar de su avanzada edad, los pacientes de EsSalud forman largas colas para ser atendidos, pero muchas veces no hay cupos...


Debemos aceptar que en la actualidad una de las instituciones que más deficiencias presenta y ácidas críticas recibe, es EsSalud.
             
El reclamo de los pacientes es frecuente y se conoce en forma pública por las permanentes denuncias a través de los medios de comunicación
             
Uno de estos días escuchamos por radio la desgarradora experiencia de un octogenario usuario de ese servicio.
             
Contó que, como está estipulado, una mañana se comunicó por teléfono  desde su domicilio con el ya famoso 485030.
             
-- Señorita --le dijo a la recepcionista-- deseo obtener una cita de atención para el área de urología en el hospital Albretch.
             
-- Señor --fue la seca respuesta-- por ahora no hay programación. Usted debe llamarnos a fin de mes.
             
Llegó el último día del mes. Y, fiel a la orientación de quien lo atendió la primera vez, se prendió del fono.
             
Solo para escuchar el conocido timbre de ocupado. Volvió a marcar. Ocupado. Ocupado. Ocupado.
            
 Veinte minutos más tarde, pidió ayuda a su hija. Ella marcó y se repitió el sonido. Ocupado. Ocupado.
             
Para evitar marcar y marcar, oprimió el botón automático del aparato y continuaba ocupado. Siempre ocupado.
            
Transcurrió así una hora. Media hora más y todo seguía igual, hasta que, cansado,  se dio por vencido.
             
Al mediodía, cruzó por la mesita del teléfono y se animó a marcar. Le contestaron de inmediato. Pidió la cita y le dijeron que llamara al siguiente día a partir de las siete y cuarto de la mañana.       
             
Empezó desde las siete y se repitió la historia del sonido de ocupado. Casi agotado, y con la paciencia por los suelos, consiguió la anhelada respuesta.
            
-- Señor. Hoy no se dará cita por teléfono. Usted debe acudir al hospital para solicitarla personalmente. No hubo mayor explicación
             
Eran cerca de las nueve. Saltó de la silla. Con susto y apurado. Se alistó a medias y salió corriendo a tomar un taxi que lo trasladara al Albretch.
             
Antes de ingresar, perdió precioso tiempo. Los vigilantes de la puerta de rejas lo detuvieron para revisarle una bolsa de plástico donde llevaba un libro.
             
Jadeante, ya en el segundo piso, acudió al módulo de atención.
           
-- ¡Señorita, señorita…! Vengo a separar una consulta en urología.
             
-- Señor --fue la fría y descorazonadora respuesta-- se agotaron los cupos. Llame por teléfono a fin de mes…

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