martes, 5 de agosto de 2014

“NIÑOS Y NIÑAS”: ¡UNA REITERACIÓN INNECESARIA…!



Los circunloquios son frecuentes en las intervenciones de Ollanta Humala...

“El talento más valioso es aquel
que nunca utiliza dos palabras,
si con una es suficiente…”
(Thomas Jefferson)
               
No sabemos cuándo comenzó esa pésima costumbre. Pero como, casi siempre, “lo malo se aprende y lo bueno se olvida”, ahora muchos hablan así.
             
Nos referimos a las expresiones “peruanos y peruanas”, “ciudadanos y ciudadanas”, “compañeros y compañeras”, “padres y madres”, “niños y niñas”, el colmo de “”otros y otras” y muchas similares más.
             
Haciendo un poco de memoria, estos términos dobles empezaron a ser usados por los políticos (¡Cuándo no…!), hace algún tiempo.
             
Lo inadmisible e irónico es que ahora se utilizan en las entidades públicas, privadas, centros educativos y hasta en los discursos vecinales y de barrio.
             
Para empezar. El criterio básico del español, o cualquier lengua viva, es la economía y la simplificación.
            
Incluso, gramaticalmente, se hace mención a la “ley del menor esfuerzo” que consiste en emplear los vocablos justos. Lejos del insoportable “palabreo”.
             
Ser fácil, corto y exacto, es el objetivo fundamental del mensaje que busca obtener la máxima comunicación con el mínimo trabajo posible.
             
Con este criterio, resulta absurdo utilizar dos palabras cuando se puede citar solo una, porque eso basta para ser entendido.
             
Lo que en la actualidad preocupa a la Real Academia Española de la Lengua es el desdoblamiento innecesario del sustantivo en su forma masculina y femenina.
             
Decir: “llevaré los niños y las niñas al colegio” en lugar de “llevaré los niños al colegio”, resulta empobrecedor, artificioso, ridículo y tonto, según los académicos.
             
Ese mal uso del idioma recibe el nombre de circunloquio, figura retórica que consiste en expresar mediante rodeos lo que se puede decir en forma breve, directa y simple.   
             
Lástima que en el Perú nos hayamos dejado arrastrar por lo incorrecto. Pues, además de los políticos y la gente, constituye la técnica lingüística por excelencia del presidente de la República. ¿Y sus asesores…?
             
Felizmente, es loable saber reconocer nuestros errores y corregirlos.
             
Recordemos que frente a las palabras de más, está el laconismo, la brevedad, la precisión, la concisión y la claridad.
             
Y, para no olvidar la lección. Una frase del sabio Albert Einstein, considerado como el científico más importante del siglo XX: “Hazlo simple. Tan simple como sea posible. Pero, no más…”     

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