martes, 10 de marzo de 2015

SI NO QUIEREN IRSE: ¡NO LOS REELIJAMOS…!

 
Imágenes que revelan algunos instantes en el congreso...
“Nosotros no manejamos presupuesto, así que podemos ser reelegidos…”, fue la respuesta de cajón que dieron los congresistas cuando se les preguntó porqué no se prohibía su reelección inmediata.

          
Resultó curioso. Como si se hubiesen puesto previamentede acuerdo. Al ser abordados por los periodistas,.todos contestaban igual.

            
Añadieron que la permanencia por mucho tiempo de los presidentes regionales y alcaldes era la principal causa de los actos de corrupción actualmente investigados.

             
Sin embargo, frescos están aún los escándalos, prebendas, lobbies, repartijas, coimas y otros hechos cometidos por ellos que exigieron  la suspensión. Incluso al desafuero.

            
También el cobarde recurso de quienes se esconden tras la mal entendida inmunidad que debería desaparecer de plano tan pronto como un representante es denunciado o investigado.

            
Lo cierto es que los parlamentarios poseen numerosas e innecesarias prerrogativas que son muy bien aprovechadas para beneficio personal.

             
Aparte está el envidiable sueldo y las catorce remuneraciones anuales, diferente a  la gran mayoría, que convierte el cargo en una gracia que quisieran mantener para toda la vida.

             
Por eso se explica que durante la prolongada vigencia democrática del Perú existan legisladores con diez, veinte o más años de permanencia en la curul. Toda una vida.

             
Para ellos el congreso se ha convertido en su “fuente” de trabajo y bienestar permanente.

             
Gozan de asesores, movilidad, refrigerios y otras gollerías más a costa del dinero que el pueblo peruano aporta hasta en el momento de comprar una gaseosa.

             
Son los grandes afortunados de la patria. Tienen propiedades y han asegurado su futuro y el de su familia solo por haber recibido el apoyo del pueblo en las elecciones.

             
Quienes en cada campaña electoral invierten gran cantidad de dinero suyo o de otras personas comprometidas para seguir viviendo de la política.

            
Claro que hay excepciones. Aquellos que cumplen con su labor y trabajan presentando proyectos de interés nacional, pero son los menos.

            
Ante ese panorama es comprensible que los congresistas se resistan a aprobar una ley que prohíba su reelección. Estarían “atentando” contra sus propios intereses.

             
Algo parecido a pedirles que se disminuyan el salario mensual. Nunca lo harán.

             
Frente a su falta de voluntad, interés, terquedad y renuencia, han aparecido colectivos que recolectan firmas para plantear la no reelección a través de un referéndum.

             
Es posible que lo logren. Pero, al margen del resultado que obtengan, desde ahora es necesario tener presente algunos puntos.

             
En las últimas décadas el congreso apenas supera el diez por ciento de aprobación ciudadana porque no representa el sentir popular.

             
La no reelección se puede lograr en forma simple. La solución la tenemos en nuestras manos al momento del sufragio.

             
Si no se quieren ir mediante una ley, cuando en los comicios aparezcan las mismas caras invocando por un voto. ¡No los reelijamos…!           

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