Paolo Guerrero, esperanza de gol en el equipo peruano...
Los sueños muchas veces se
relacionan con los deseos o aspiraciones. Como las múltiples acciones propias
del ser humano, tienen un inicio.
Y, de acuerdo a la lógica, todo lo
que empieza debe terminar. Un final puede ser el anhelo cumplido o la
desilusión.
Hablando de fútbol, condiderado pasión
de multitudes, Perú comienza este jueves la añorada ilusión de participar en el
Mundial Rusia 2018.
La hora: 3.30 de la tarde. Escenario: estadio
Metropolitano de Barraquilla. Adversario: Colombia, el dueño de casa.
Es el primero de dieciocho duelos a
muerte que sostendrá la bicolor con la intención de quedar en el grupo superior dentro de la decena de naciones
sudamericanas.
Los cuatro primeros de la tabla
tienen el boleto en el bolsillo. El quinto debe imponerse al mejor de Oceanía
para acompañarlos.
Hay cincuentaicuatro puntos en
disputa. Según los datos estadísticos, la blanquirroja debe sumar alrededor de
veinticinco para conseguir el pasaje.
De acuerdo a los expertos, el fútbol
ha progresado en esta parte del continente. La distancia entre las potencias y
los demás, se han reducido.
Añaden que, debido a eso “todos pueden ganar y perder contra todos”.
Por eso califican nuestra eliminatoria como la más difícil del planeta.
Tal vez, por la misma razón, hace
más de tres décadas que no asistimos a la gran fiesta futbolística del orbe.
En las últimas competencias tuvimos
que conformarnos con ver los choques por televisión y aplaudir los goles de
otros países.
Ese es el motivo por el cual, cada
vez que debuta el once inca en esta importante justa, la expectativa y la
emoción nos invaden en grado sumo.
Al mismo tiempo, depositamos nuestra
plena confianza en cada uno de los jugadores que visten los colores de la
bandera patria.
Damos lo que sea por los goles de
Guerrero, la clase de Lobatón en el mediocampo, las corridas de Advíncula, el
aplomo de Ascues, la firmeza de Zambrano en la zaga, la seguridad de Gallese en el arco y el plantel completo.
Aunque sabemos que nuestro corazón
latirá con mayor intensidad en cada disparo al arco rival. Porque, desde hoy,
empezamos a soñar y… sufrir…
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